viernes, 19 de abril de 2013

Las Hormigas Marchan Por Orden de Edad

Para mantener las sofisticadas estructuras de sus colonias, las hormigas llevan a cabo una multitud de tareas: atender a los más pequeños, limpiar el nido, defenderlo, buscar comida... Hasta ahora, a pesar de que los investigadores se han interesado mucho por los insectos sociales, cómo cada hormiga sabe qué es lo que tiene que hacer resultaba un misterio. Investigadores de la Universidad de Lausana en Suiza creen tener la respuesta. La función de cada hormiga, a lo que se dedicará a lo largo del día y cómo se relacionará con las demás depende de la edad.

Los investigadores utilizaron mapas de calor cuadriculados para monitorear continuamente a cada hormiga en seis colonias durante 41 días. Buscaban conocer cuál era el rol de cada hormiga, sus patrones de movimiento e interacción en las diferentes ubicaciones del área del nido. Los investigadores determinaron que los roles siguen una distribución que cambia a lo largo del tiempo; las hormigas jóvenes son enfermeras y se quedan en el interior del nido mientras que las más ancianas buscan alimento y operan en los alrededores.

Al estudiar la interacción de las hormigas individuales dentro de los distintos grupos, los investigadores también mostraron que ambas, enfermeras y buscadoras de comida –que viven muy cerca unas de otras en el mismo espacio– son bastante sociales. Sin embargo, las que se dedican a limpiar el nido, de edad mediana, se distribuyen de una forma más espaciada, sin limitarse al interior o al exterior del nido, y tienen interacciones sociales más débiles con otras limpiadoras. Los resultados resaltan la fidelidad espacial como un regulador clave en las interacciones dentro de las colonias de las hormigas.



fuente:ABC.es

miércoles, 17 de abril de 2013

Comportamiento de las Hormigas en comparación con Internet



Las hormigas recolectoras se comportan de forma muy similar al modo en que funcionan los controles de tráfico de datos en internet, revela un estudio de la universidad de Stanford, en Estados Unidos.

Los investigadores las llaman "ciber-hormigas", y descubrieron que estos insectos determinan cuántas rastreadoras deben enviar fuera del nido del mismo modo en que los protocolos de internet detectan cuánto ancho de banda hay disponible para transferir información.


El trabajo – publicado en la revista PLoS Computational Biology – fue realizado por Deborah Gordon, bióloga, y Balaji Prabhakar, científico informático.

Después de observar el comportamiento de colonias de hormigas en Arizona, Gordon y Prabhakar se dieron cuenta de que el algoritmo que utilizan para saber qué cantidad de alimento hay disponible es esencialmente el mismo que usa el llamado Protocolo de Control de Transmisión (TCP, por sus siglas en inglés) en internet.

Una cuestión de ritmo

El TCP regula la congestión de datos en la red. De acuerdo a este protocolo, una fuente, A, envía un archivo hacia un destinatario, B, dividiéndolo en paquetes de datos. Cuando B recibe cada paquete, envía una confirmación, llamada ack (por acknowledgement, en inglés).


Si estos acks vuelven a un ritmo más lento que los datos enviados, esto indica que hay poco ancho de banda disponible, y la fuente adapta entonces el ritmo de transmisión. Si los acks vuelven más rápido, el envío se acelera.

Las hormigas Pogonomyrmex barbatus – descubrieron los científicos - se comportan de forma casi idéntica cuando salen a buscar comida.

El ritmo en que las hormigas rastreadoras salen del nido se corresponde con la cantidad de alimento que encuentran: si hay abundancia de semillas, vuelven más rápido, y más hormigas salen a recolectar.

Pero si tardan en volver, en cambio, la salida de hormigas se ralentiza, y puede suspenderse.


Inspiración

Los responsables del estudio calcularon el algoritmo que predice el comportamiento de las rastreadoras de acuerdo a la cantidad de alimento que va llegando al nido, y encontraron que era prácticamente el mismo que el que utiliza el TCP.


También observaron que las hormigas imitaban otros procesos del TCP, como el llamado "comienzo lento", que ocurre cuando una fuente envía una oleada de muchos paquetes de datos al empezar una transmisión para medir el ancho de banda disponible.

De la misma forma, la colonia de recolectoras manda una primera misión de exploradoras antes de aumentar o reducir el ritmo y el número de rastreadoras.

"Creo que al entender mejor la forma en que las hormigas regulan su comportamiento encontraremos muchas más aplicaciones para los algoritmos de la red", dijo Deborah Gordon al servicio de noticias de la universidad de Stanford.

Según Balaji Pranhakar, si este descubrimiento hubiera sido hecho en los años '70, las hormigas recolectoras bien podrían haber inspirado el diseño de internet.


fuente: BBC Mundo

sábado, 6 de abril de 2013

Edward O. Wilson

Edward Osborne Wilson (10 de junio de 1929, Birmingham)





Edward Osborne Wilson es un entomólogo y biólogo estadounidense conocido por su trabajo en evolución y sociobiología. Wilson es el gran especialista en hormigas y en su utilización de feromonas como medio de comunicación.

Wilson es uno de los científicos de más reputación nacional e internacional. Tras obtener el bachiller en ciencias y el master en Biología en la Universidad de Alabama (Tuscaloosa), se doctora en la Universidad de Harvard. Actualmente, Wilson es profesor honorario y conservador del museo de zoología comparada en Harvard.

Es hijo de Edward Osborne Wilson e Inez Freeman Wilson. Junto a su esposa Renee tiene una hija, Catherine.

El Dr. Wilson es una de las dos únicas personas que han recibido la concesión más alta en ciencias de Estados Unidos, la medalla nacional de la ciencia, y el premio Pulitzer en literatura, este último en dos ocasiones.

La Real Academia Sueca, que concede el Premio Nobel le concedió al Dr. Wilson el premio Crafoord, una concesión diseñada para cubrir las áreas no cubiertas por los premios Nobel (biología, oceanografía, matemáticas, astronomía generales). En 2010, fue galardonado en los Premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Ecología y Conservación de la Biodiversidad por acuñar el concepto de biodiversidad y contribuir extraordinariamente a concienciar a la sociedad de su valor. También ha recibido otros 90 premios, medallas, y concesiones en todo el mundo, así como 27 doctorados honorarios (cita requerida).

En 1995 fue nombrado como uno de las 25 personalidades más influyente en Estados Unidos, y en 1996 una encuesta internacional lo puso como uno de los 100 científicos más influyentes de la historia (cita requerida).


entre sus trabajos:


  • The Insect Societies, 1971, Harvard University Press
  • The Ants, 1990, Harvard University Press, ISBN 0-674-04075-9, Ganador del Premio Pulitzer 
  • Journey to the Ants: A Story of Scientific Exploration, 1994, Harvard University Press, ISBN 0-674-48525-4, with Bert Hölldobler
  • The Superorganism: The Beauty, Elegance, and Strangeness of Insect Societies, 2009, W.W. Norton & Company, Inc.
  • ETC.



Fuente y biografia completa:Wikipedia

miércoles, 3 de abril de 2013

Avispas eléctricas. Parcialmente, pero eléctricas.





La avispa oriental (Vespa orientalis), habitante del mediterráneo oriental y Madagascar, tiene un comportamiento un tanto extraño dentro del mundo de las avispas: son mucho más activas al mediodía, al contrario que el resto de especies, que tienen su máximo de actividad a primeras horas de la mañana.

A un equipo de investigadores de la Universidad de Tel Aviv, en Israel, le ha dado por averiguar qué hay detrás de ese comportamiento que, reconozcámoslo, la mayoría de nosotros hubiéramos considerado poco digno de reflexión. Fruto de su trabajo se han encontrado con que estos himenópteros tienen su cutícula repleta de células solares.

Las obreras de la colonia dedican su tiempo a excavar, sobre todo en las horas más cálidas del verano, lo que coincide con la radiación ultravioleta más intensa, así que estos científicos supusieron que esta especie había evolucionado desarrollando alguna adaptación para aprovecharla. Al examinar su exoesqueleto encontraron en él capas sucesivas de pigmentos, unas treinta en la zona marrón y quince en la amarilla (la diferencia de color es debida a que las áreas marrones contienen melanina, el pigmento del bronceado humano, mientras que las amarillas contienen xantopterina). Vieron además que aunque la superficie de ambas era diferente, tanto la cutícula marrón como la amarilla funcionan como rejillas de difracción, lo que les permite capturar el 99 % de la luz.

Lo más llamativo de todo es que estas estructuras son auténticos paneles solares fotovoltaicos: transforman la radiación en electricidad, generando un pequeño voltaje. ¿Qué hacen las avispas con esta energía eléctrica? Almacenarla en minúsculas baterías biológicas para conventirla en calor cuando baja la temperatura, o para proporcionar una dosis extra a los músculos de las alas cuando sea necesario. Lo comprobaron al observar que las avispas anestesiadas se recuperaban mucho antes al ser expuestas a radiación ultravioleta.


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